El minimalismo quiere enseñarmos a encontrar la belleza en las cosas simples, descubrír que la verdadera felicidad no es buscar más, sino todo lo contrario, apuntar a menos. Así que, aunque no soy una verdadera minimalista, hay ciertas cosas que ya no compro. Esto me ayuda a conseguir, entre otras ventajas, esto:
- Reducir el desorden y el estrés que este provoca
- Disminuir residuos
- Tener más tiempo: ya no tengo que recoger o tirar tanto
- Aumentar el ahorro
- Vivir de forma más sostenible
Querer más y más objetos materiales crea frustración y, a menudo, conduce a un consumo excesivo sin sentido. ¿Cuándo sucede esto? Muy fácil: cuando nos definimos por las cosas que poseemos, en lugar de por las cualidades de nuestra personalidad.
¿Nunca has tenido la sensación de que no eres dueño de las cosas que posees, sino que son ellas las que son dueñas de ti? Pero esto tiene una fácil solución: elegir la simplicidad y comprar menos. Aquí os dejo mi lista de cosas que ya no compro, porque no son realmente necesarias para mí y la felicidad que me producían no era mucha.
Revistas
Pues sí, he dejado de comprar revistas. La verdad es que apenas las leía por encima y luego me quedaban varios meses rodando por casa porque me daba pena tirarlas sin leerlas.
Productos de rebajas que no necesito
Las rebajas son tentadoras y los comerciantes muy listos. Cuando hay un dos por uno de un producto de alimentación que acostumbro a consumir, pues aprovecho la oferta. Sin embargo, evito comprar cualquier otra cosa que realmente no utilice.
¿Qué he conseguido con esto? Pues no llenar mis armarios, ni comprar cosas de baja calidad porque están baratas, ni tener 4 litros de refresco almacenados tres meses porque no los consumo.
Más elementos decorativos
Sí, la verdad es que no soy plenamente minimalista, pues tengo elementos decorativos en casa que hay que limpiar, recolocar, etc. Estos elementos son principalmente figuras recuerdo de mi abuela y alguno que otro. Y no, no me voy a deshacer de ellos.
Sin embargo evito adquirir más figuras, flores artificiales, bandejas, etc. Como dije antes: sirven para acumular polvo y añaden más trabajo a mi rutina de limpieza del hogar.
Souvenirs y recuerdos de los viajes
Antes, cuando iba de viaje me traía figuras, postales, etc. Tras unos años en casa, estos souvenirs acababan irremediablemente en la basura. Ahora directamente no los compro. Saco muchas fotos, eso sí.
Suplementos vitamínicos no recetados por el médico
No estoy en contra de los sumplementos vitamínicos, pero si no han sido recetados por el médico no los utilizo. Quiero decir: con una dieta equilibrada, ejercicio al aire libre (vale pasear) y un poco de sentido común, estos suplementos no son necesarios. No solo suponen un gasto extra sino que, en ciertos casos, pueden acabar siendo un riesgo para la salud.
Productos de cosmética y limpieza del hogar duplicados
Anteriormente, cada vez que veía una oferta en cosmética e higiene, compraba. Ahora busco las ofertas cuando queda poco para que se me acabe el producto que necesito reponer.
Esto me ayuda a ahorrar tiempo, espacio en los armarios y dinero. Tiempo, porque compro el champú grande de oferta, por lo que no necesitaré comprar otro en un par de meses (dependiendo del tamaño). Dinero, porque aprovecho las ofertas, y espacio, porque no acumulo productos extra dentro de mi armario del baño.
Maquillaje
Me maquillo poco, por lo que los productos de maquillaje me durán bastante. En general, de todo lo que tengo acumulado, utilizo un par de barras de labios, una sobra de ojos con tres marrones, una máscara de pestaña y la base de maquillaje. La verdad es que no necesito más, por lo que, a no ser que se me acabe alguno de estos productos, no tengo previsto comprar más.
Más organizadores, cajas, estanterías o muebles
He tardado en darme cuenta, pero adquirir más espacio de almacenamiento, también supone tratar de llenarlo. Con todos los armarios llenos es muy tentador pensar en comprar otro, pero es mejor resistir la tentación y tirar/vender/regalar aquello que no usas.
Con las cajas es lo mismo. Las cajas decorativas son geniales para meter todo tipo de cosas, pero también son caras. Si necesito una caja, suelo reutilizar alguna de las que me vienen con mis compras online. Ahorro dinero y, si quiero prescindir de la caja, no me da pena tirarla directamente.
Fotos impresas
La verdad es que ya no imprimo fotos, pues tengo mi album digital bien organizado y con copia de seguridad en DVD. De vez en cuando saco alguna copia en papel para mi madre o para enmarcar algún recuerdo. Pero eso es todo.
Más cosas para la cocina
Los productos para la cocina han supuesto un gran dolor de cabeza para mí. Con la moda de los cupcakes, dulces y la cantidad de recetas de cocina que tengo acumuladas en casa (tengo que ponerme con ellas), he terminado con un montón de moldes, peladores y otras cosas de las que ni siquiera conozco su nombre.
He regalado la mayoría y me he quedado con unos pocos moldes, que apenas uso. Y no, no tengo pensado comprar más cosas para cocinar.