En el ecosistema laboral contemporáneo, donde los trajes sin corbata conviven con PowerPoints eternos y cafés que ya no saben a café, ha surgido una lengua propia: el ‘corporativés’. Un idioma que suena serio, profesional, casi visionario… hasta que lo traduces al castellano de la calle y descubres que es básicamente comedia involuntaria con formato de Excel.
Aquí va un humilde pero honesto diccionario de bolsillo para sobrevivir entre sinergias, deadlines y otras criaturas mitológicas. Recuerda esto es un artículo de HUMOR, tomarse ciertas cosas del trabajo demasiado en serio es malo para nuestra salud.
1. “Vamos a hacer una lluvia de ideas”
Traducción real: Vamos a decir estupideces durante 40 minutos hasta que alguien (sin querer) diga algo útil.
Aparentemente creativa, esta expresión es el disfraz poético de la desorientación colectiva. Todos hablan, nadie escucha, y al final se elige la idea del jefe, que ya venía pensada de casa. Es como si el objetivo no fuera generar ideas, sino simular que se intentó.
2. “Estamos alineados”
Traducción real: No estás de acuerdo, pero has aceptado tu destino.
Este término genera una ilusión óptica de consenso. En realidad, es el equivalente verbal de un apretón de mandíbula: diplomático por fuera, resignado por dentro. Te obligan a remar en la misma dirección, aunque tu brújula interna apunte hacia el bar.
3. “Hay que pensar fuera de la caja”
Traducción real: Piensa diferente, pero no tanto como para incomodar.
Irónicamente, esta frase suele usarse justo antes de tomar decisiones terriblemente convencionales. Pensar fuera de la caja, sí, pero que no se note mucho. Innovación con freno de mano puesto.
4. “Este proyecto es prioritario”
Traducción real: Todo es urgente. Nada es importante.
Es como si cada nuevo encargo fuera un incendio. Pero luego, misteriosamente, nadie pregunta por él durante semanas. Porque, al parecer, hay prioridades más prioritarias. Y luego, prioridades que ya no se recuerdan. Tu bandeja de entrada es un cementerio de proyectos "urgentísimos" que murieron de inanición.
5. “Vamos a pivotar”
Traducción real: Nada ha salido como esperábamos. Improvisemos con dignidad.
Pivotar suena a estrategia ágil. Pero en el fondo es una forma elegante de decir: tiremos todo esto al cubo y empecemos otra vez, pero sin admitirlo del todo. Es la danza de la auto-negación empresarial.
6. “Tenemos que ser proactivos”
Traducción real: No tengo ni idea de qué hacer, pero haz algo antes de que me pregunten a mí.
La proactividad es la versión ejecutiva de “muévete aunque no sepas adónde”. Un elogio ambiguo, como decirle a alguien que tiene “mucho entusiasmo”. Es la excusa perfecta para desentenderse, delegando la responsabilidad de inventar soluciones.
7. “Recibido, lo reviso y te doy feedback”
Traducción real: No pienso leerlo ahora mismo. Probablemente nunca.
Una forma sutil de enterrar documentos en el desván digital. El feedback llegará, sí… cuando se alineen los planetas o cuando el Excel explote. Es el “lo pensaré” corporativo, un eco vacío en el abismo de la comunicación.
8. “Tenemos que hacer un touch base”
Traducción real: Charlemos cinco minutos para no tomar decisiones reales.
El “touch base” no busca soluciones, busca presencia. Como esas reuniones donde se habla del calendario de otras reuniones. Un déjà vu corporativo. Es el saludo protocolario antes de la gran evasión de responsabilidades.
9. “Gracias por tu liderazgo”
Traducción real: Gracias por no desmoronarte mientras todo ardía.
Una frase que parece elogio pero suena a epitafio. Se dice con cara solemne, como si hubieras dirigido tropas en Normandía, cuando en realidad lograste que el PDF saliera a tiempo. Es el premio de consolación por haber sobrevivido al caos.
10. “Esto lo vemos en el siguiente Q”
Traducción real: Ni lo vamos a ver ni nos importa tanto.
El “siguiente Q” (Quarter) es un agujero negro temporal donde las ideas van a morir lentamente. Como el cajón de los calcetines impares, pero con gráficos. Es la forma elegante de decir “esto va al cajón de los olvidos”.
Epílogo: Donde el Silencio Dice Más
El lenguaje corporativo es una danza de eufemismos, metáforas difusas y esperanzas bien planchadas. Como una ópera sin drama o una sitcom sin risas enlatadas. Pero, ¿y si lo tomáramos con humor?
Quizá, después de todo, reírnos de nuestras propias absurdas rutinas es el KPI más saludable que podemos medir. Y tú, ¿qué término corporativo añadirías a este diccionario?